Moby Dick

Ismael, un joven con experiencia en la marina mercante, decide que su siguiente viaje será en un ballenero. De igual forma se convence de que su travesía debe comenzar en Nantucket, Massachusetts, y antes de alcanzar el origen de su aventura, entabla una estrecha amistad con el experimentado arponero polinesio Queequeg, con quien acuerda compartir la empresa.
Ambos se enrolan en el ballenero Pequod, con una tripulación conformada por las más diversas nacionalidades y razas; precisamente sus arponeros son el caníbal Queequeg, el piel roja Tashtego y el «negro salvaje» Daggoo.
Pero el Pequod es dirigido por el enigmático y autoritario capitán Ahab, un viejo lobo de mar con una pierna construida con la mandíbula de un cachalote, quien revelará a su tripulación que el objetivo primordial del viaje es la persecución y captura de Moby Dick, enorme Leviatán que lo privó de su pierna y que había ganado fama de causar estragos a todos y a cada uno de los balleneros que habían intentado darle caza...
Tras leer en 1839 la historia del enfrentamiento entre balleneros y un cachalote albino conocido como Mocha Dick, cerca de la isla Mocha, en el Pacífico chileno, publicada por Jeremiah N. Reynolds en la revista neoyorquina The Knickerbocker, Herman Melville (1819-1891) se inspiró y concibió Moby Dick, novela publicada en 1851 que, en la voz de Ismael, narra la aventura autodestructiva del capitán Ahab en su obsesiva persecución de la gran ballena blanca.
"Llamadme Ismael..."
Con esas dos palabras comienza esta historia, en lo que lectores y críticos coinciden en señalar como uno de los mejores inicios de la literatura universal; y el resto, claro está, no le va en zaga: nos encontramos ante una obra maestra de la literatura universal.